Así se reparte el espacio público en las ciudades de España: 68% para los coches y 32% para los peatones.
Un estudio analiza 950 calles de 85 urbes españolas y muestra que la mayoría de las aceras son estrechas y no cumplen los criterios de accesibilidad, sobre todo en las periferias urbanas.
Este estudio ha seleccionado casi 600 kilómetros de itinerarios urbanos del centro, la periferia, y mixtos (centro-periferia), que los participantes han recorrido y analizado con 32 variables. Luego, han completado su labor midiendo calzadas y aceras con medios tecnológicos. Parques y jardines quedaban fuera de la ecuación, ya que solo han incluido calles. “Hemos comprobado que, en general, tenemos un espacio público de poca calidad, con aceras estrechas, lo que afecta a la caminabilidad, es decir, a cómo esa vía fomenta que la gente ande”, señala el experto.
Según la Orden TMA/851/2021 del Ministerio de Transportes, para ser accesibles, todas las aceras urbanas deben tener como mínimo 1,80 metros de ancho y no se puede aparcar sobre ellas.
Esa anchura no se cumple en muchas calles pequeñas, normalmente porque se prefiere mantener un carril para coches y una banda de aparcamiento en lugar de sustituirlas por opciones peatonales o de plataforma única —donde calzada y acera están a la misma altura y los coches deben circular como mucho, a 20 por hora—.
El trabajo considera que, para ser accesible, una acera debería tener al menos 2,4 metros de ancho, ya que en este espacio se suele incluir mobiliario urbano (farolas, bancos), arbolado y otros elementos de la vía. Así, el 51,1% de las calles no llegan a este límite, que sí superan el resto. En el centro, más del 52% del espacio peatonal sí supera esta medida, pero en la periferia no llega al 43%. Hay casi un 15% de itinerarios para peatones que no llegan al metro de ancho, y el más estrecho observado no llega a los 30 centímetros.
Eso se traduce en que un 17,5% de las calles tienen un nivel de ruido procedente del tráfico muy molesto, un 62,8% sufre un nivel molesto, y tan solo un 18,4% cuenta con una situación relajada en este sentido. Martínez Violet apunta: “Los niveles de ruido son un grave problema que se suma a los demás.
No es lo mismo caminar por una calle con poco tráfico, árboles, sombra, y sin ruido, que hacerlo por una autovía urbana con mucho tráfico, aceras estrechas, y un espacio público limitado. Está comprobado que se camina mucho más por las primeras que por las segundas”.
González Virós resume: “Casi todas las calles se han pensado para que puedan pasar los coches, pero pocas se piensan para que pueda caminar una persona que va acompañando a un anciano o a un niño. Deberíamos pasar de la idea de que la calle es un parking de coches y la acera es un aparcamiento de terrazas, a reflexionar que las vías urbanas son un pasillo vital para las personas diversas. Ahí está el gran reto para el futuro de nuestras ciudades”.
Fuente: DAM.
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